¡Perdón! Perdón por aquellos a quienes voy a decepcionar y que quizás no volverán a creer en mí y hasta me quitaran el habla. Hoy sepulto al viejo Rolando Cruz y doy paso al que tiene muchos años de pedir permiso para estar presente y yo mismo en un debate interior he censurado.
Concluyó ayer en Managua un encuentro de periodistas el cual me tuve que tomar por asalto, con banderas rojinegras y cantos revolucionarios de nuestra América Latina, todo esto por cuenta propia, sin mandato de nadie. Pasé tres noches, -literalmente hablando- sin dormir, pero aborté una marcha contra el gobierno del FSLN por ruin, inmoral y mentirosa. A ese Rolando, ni ustedes ni yo lo conocíamos.
Hasta ahora, mi lucha de periodista fue por mantener al periodismo ajeno a la partidización y protesté siempre para que se instalará el pluralismo en nuestra organización gremial. ¡Eso se acabó!
Fui sorprendido en mi buena fe y eso me ha dolido y les contaré lo que hice durante un encuentro con periodistas latinoamericanos concluida ayer en Managua.
En mayo pasado viajé a Chile por cuenta propia, sin representar a ninguna organización de periodistas. Me atendió gente del Colegio de Periodistas de Chile, del Sindicato de Trabajadores de la Prensa Chilena y una decena de colegas de varios países que se reunían en Santiago para solidarizarse con la lucha de los trabajadores del Diario La Nación.
Mi misión personal era pedir a la Federación Internacional de Periodistas (FIP) la reincorporación de Nicaragua pues habíamos sido retirados unos años atrás. Encontré receptividad pero cuando me pidieron documentar la solicitud me hicieron ver que el Sindicato de Nicaragua no tenía vida jurídica desde hace mucho tiempo. Con todo y eso, les pedí programaran un encuentro en Managua, bajo cualquier pretexto y me comprometí a revivir jurídicamente al SNP de Nicaragua. Las autoridades de la FIP dijeron que los mantuviera al tanto de la legalidad del SNP y que nos respaldarían cuando confirmásemos que habíamos vuelto a la vida civil.
Tenía rato de no rondar el SNP, me retiré cuando entregué la Secretaría General pues pensé que era democrático dar lugar a otra gente, yo había cumplido con mi misión de construir la sede; fundar programas de TV y radio, capacitar en el extranjero a más de dos decenas de colegas; defender –incluyendo contra la AP- a más de tres decenas de hombres y mujeres de prensa, instalar columnas periodísticas de defensa gremial en El Nuevo Diario (gracias a Chico Chamorro) y Bolsa de Noticias (gracias a Plinio y Elsa). Con mi directiva hicimos historia, pero la democracia hay que respetarla –decía yo, y dejamos ese espacio en manos de otros- y todo se derrumbó… hasta la personalidad jurídica echaron a perder.
Indagué y me enteré que estaba María Luisa Zeas como Secretaria General, sabía muy poco de ella; nunca fue gremialista.
La visité junto a Reyes María Espinoza que noté muy preocupada por el limbo jurídico de nuestra organización. Planteamos una elección urgente para ir encaminando los pasos que nos llevaran a revivir jurídicamente el SNP. Esto se logró con una asamblea de apenas veinte personas de un grupo que se mantenía alrededor de la organización Periodistas Cristianos con Solución –la cual fundé con Luis Mora (q.e.p.d)- pero que había quedado en manos de estas compañeras. Se reafirmó a María Luisa en el cargo y quedé como Secretario de Asuntos Laborales. Pedimos excepcionalidades a la ley en el Ministerio del Trabajo y solicitamos trámite urgente para que la FIP nos pudiese reafiliar.
Comuniqué a la FIP todo lo actuado e indiqué los números telefónicos de María Luisa más su correo electrónico para que la comunicación fuese oficial y respetar la jerarquía de nuestra organización.
Se programó un viaje de Luisa a El Salvador y otro a Uruguay, por las gestiones que hice en Santiago de Chile. Algo raro comenzó a ocurrir, pues a las reuniones de Junta Directiva no me invitaban; pedí se hicieran en un día fijo para que sin aviso previo supiésemos cuándo y a qué hora nos reuniríamos… quedaron para lunes al mediodía y sugerí cambio pues mi programa radial era a esa hora. Dijeron que los demás sólo podían en ese día y a esa hora. Por ese motivo no acudía a algunas de ellas, pero luego quedé sin trabajo y podía asistir los lunes al mediodía, y sólo una se efectuó desde entonces. Pedí al secretario de organización las actas para ver lo actuado en mi ausencia, pero nunca me las dio y dijo que eran solamente dos. Obviamente, como decimos en Nicaragua, me estaban bypaseando.
Del encuentro en El Salvador y a Uruguay, Luisa no informó nada y mucho menos, de que habían aprobado el encuentro en Managua.
Llegaron a Managua 20 periodistas extranjeros, incluyendo al Vicepresidente de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), el argentino Gustavo Granero, pero nadie me comunicó nada. Pude asistir al encuentro desarrollado en el Hilton Princess, porque un amigo panameño –secretario general del sindicato de ese país- me hizo una llamada telefónica poniéndome al tanto de todo.
Mi susto fue grande cuando encontré a Luisa acompañada de Juan de la Cruz Rodríguez, Maritza López, Norma Sandova y Esperanza Amaya, como anfitriones de la delegación extranjera, a los demás Luisa dio parte, pero a mí no. Pero más grande fue mi susto cuando supe –no lo vi- que Gustavo Bermúdez estuvo con los periodistas extranjeros. Un susto mayor, casi me voy de espalda, fue cuando me dan el programa oficial del evento y aparece un punto, -que no sería malo de haber sido cierta la causa a la que aludían- de acompañar por parte de la delegación “LA MARCHA DE PERIODISTAS NICARAGÜENSES CONTRA EL CIERRE DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PERSECUCIÓN DE PERIODISTAS EN NICARAGUA. Eso es infame, no era para eso que conseguí hacer venir a los extranjeros a mi país; la idea era enviar un mensaje a la sede de la FIP en Bruselas, que en Nicaragua ya teníamos sindicato nuevamente. Pero además el supuesto motivo de hacer marchar a la FIP en Managua, no era cierto, no hay cierre de medios por acción del gobierno y no hay periodistas muertos ni encarcelados desde que asumió Daniel Ortega la presidencia. Descubrí lo mentiroso y canallas que son aquellos de la derecha que manipularon a los directivos del SNP, querían sumar a la FIP a la marcha de la Sociedad Civil y Fabio Gadea contra el gobierno.
Se me salió el sandinismo que guardé siempre para apartarlo de mis acciones gremiales periodísticas y si ellos metían asuntos políticos al foro, pues yo tenía licencia para igual hacerlo.
Aunque no fui invitado por María Luisa y demás directivos al encuentro, pues maniobré para que se me permitiese instalarme tardíamente en el evento. Los dirigentes de la FIP me admitieron y me dieron voz y voto.
La primera noche, llevé mi guitarra y canté una canción de cada país de los allí representados. Luego, entre boleros, cumbias y baladas, comencé a cantar las revolucionarias nicaragüenses y de Latinoamérica. Primero se me juntaron unos dos extranjeros, pero luego la rueda se hizo grande. Cuando sonó el himno del FSLN, La Consigna, No se me raje mi compa, entre otras, la administración del hotel hizo sonar unos gigantes parlantes para acallarme. Pedí al panameño permiso para llevar la tertulia a su cuarto y ahí hacer mi cuartel general. Esa primera noche, concluí la jornada a las 6 am en el monumento de Alexis en la Plaza de la Victoria, acompañado de los extranjeros y por supuesto, ni un solo nicaragüense. La segunda noche amanecimos en el Conchas Negras de César Hidalgo, en donde me encontré con el juez Julio César Arias, quien se dio de lleno a mi causa, y se quedó hablando de la historia sandinista hasta las 6 am con los visitantes. Ellos seguían atentos a todo lo que Julio exponía… lo único malo es que se extendía Julio y así mismo el consumo de bebidas y alimentos y todo el gasto lo asumía yo con una tarjeta de crédito (aquí nunca fui asistido y mucho menos dirigido por nada más que por mi conciencia y por la verdad). Dos días enteros sin dormir ni un solo minuto, pero la batalla estaba planteada y no podía dejar marchar contra el gobierno y mucho menos cuando eso lo harían en base a una flagrante mentira… el periodismo no puede ser mentiroso.
El momento crucial llegó el viernes en la tarde, los anfitriones nicaragüenses expondrían sobre la situación del periodismo en el país; antes acudí a la colega María Lourdes Osorio del Intur para que garantizara un microbús y así hacerles ver a los visitantes todos los logros del gobierno sandinista en materia turística y en muchas más. Le conté el cuento a la Lula, quien me decía que no había posibilidad, insistí por el lado de la oportunidad de Nicaragua para que 20 periodistas visitantes se fuesen a divulgar a sus países sobre las bellezas naturales de Nicaragua y sobre nuestra seguridad jurídica. En un momento me dijo que conseguía un microbús pequeñito, en otro momento que no había nada… y la cosa se me caía. Me urgía que vieran las casitas para el pueblo, las calles nuevas del pueblo, el Muelle Salvador Allende y todas las cosas buenas que sí están hechas. No dejé dormir a Lula, hasta casi medianoche seguía hablando con ella sin decirle nada de la batalla, pues no quería politizar la institución del Estado; yo sólo pedía un vehículo para unos periodistas extranjeros que irían a hablar sobre Nicaragua como destino turístico. En ese momento pensé que Lula o el Foro de Periodistas Sandinistas, al cual nunca me integré para ser un dirigente “plural”, ya sabían de la marcha de la FIP en Managua contra el gobierno y estaban cerrando las puertas del Intur… a veces soy mal pensado. Pero si era así, de todas maneras están en su derecho, pues es inmoral que una organización pida cooperación al gobierno contra el cual va a marchar dos días después. La última palabra de Lula fue un “no se pudo” y le dije que así desempleado y todo, yo asumiría el pago de un microbús para 25 personas… la presión sirvió de mucho y en la mañana Lula dijo que estaba el microbús listo. Le pedí un bolso con publicidad sobre Nicaragua Única, Original y me los llevé a Masaya, no dio permiso la FIP para una gira más grande.
En el viaje Maritza López pidió que cantara a los visitantes el himno Hermosa Soberana de los liberales, en tono conciliador le dije que no me lo sabía, pero la invité que lo cantara ella, pero no lo hizo. Me planteaban una guerra ideológica y no gremial. Pero curioso, después de dos noches con los latinos –mi directiva ni cuenta se daba de estas reuniones casi clandestinas- el mismísimo microbús pidieron el himno sandinista y las revolucionarias. Estaba ganando terreno de cara a lo que expondría Luisa y demás en el plenario.
Llegó el momento decisivo.
Luisa expone sobre una Nicaragua que yo no veo por ningún lado; Juan habla de persecuciones y nadie más habló.. los demás nicas no dijeron esta boca es mía, ni para agregar a las denuncias ni para defender la verdad.
Pedí a Karen Cepeda de Colombia y ejecutiva del evento, me diera la palabra, y accedió.
Comencé diciendo la decepción que me provocaba que la FIP incluyera en el programa oficial del evento acompañar la marcha de la derecha nicaragüense y cayera en la trampa de Luisa, Gustavo Bermúdez y Juan de la Cruz. “Yo no vine de Chile con la misión de abrir un frente de guerra de la FIP contra el gobierno sandinista”, les expresé. Relaté que mi directiva hizo todo a mis espaldas, que no me invitaron al evento y que si no hubiese sido por el valiente panameño que cerró filas conmigo, nadie hubiese sabido la verdad previamente. Expuse sobre la situación del periodismo en Nicaragua dando la razón a Juan de la Cruz en cuanto a la asfixia económica de los periodistas independientes pero le recordé que de manera personal y contrariando a la UPN y al Colegio de Periodistas –en manos de periodistas sandinistas- he sido crítico de mi gobierno por esa razón. También aclaré el tema de la periodista Silvia González, que fue expuesto por Juan de la Cruz, y expliqué que de manera persona asumí viajar a Jinotega y acompañarla en todo, pero Luisa dijo que tenía viaje a esa ciudad por razones familiares y que ella en nombre del SNP haría la defensa de la colega… nunca lo hizo. Lancé un reto a los colegas nicaragüenses presentes para que dijeran cuál medio de comunicación había sido cerrado por la mano del gobierno sandinista, y Luisa tuvo la decencia de echar pie atrás y aceptar que ninguno ha sido cerrado. La verdad estaba aflorando poco a poco.
Terminé mi exposición pidiendo, suplicando, implorando a los presentes y en particular a los visitantes, que sacaran del programa oficial el asistir a la marcha de la derecha, porque además “no es una marcha del periodismo nicaragüense contra cierres de medios y persecución a los periodistas” como se lo dijeron Luisa, Gustavo, Juan y otros. Dije que haría un comunicado a título personal dirigido a la oficina de la FIP en Bruselas, si no sacaban del programa oficial esa infame participación en temas que competen a los nicaragüenses, les hice un relato del injerencismo norteamericano en nuestra patria y que sería el colmo que ahora lo tuviésemos por parte de los latinoamericanos.
Se irguió Gustavo Granero, vicepresidente mundial de la FIP, grandote como es –casi dos metros de estatura- y con una contundencia brutal, hizo una autocrítica y lamentó que el ejecutivo de la Federación de Periodistas Latinoamericanos y del Caribe (FEPAL, que es brazo político de la FIP para la región) haya llevado al programa oficial lo de la marcha. “En nombre de la FIP no autorizamos asistir a la marcha y no vamos a permitir que en el futuro se utilicen nuestros encuentros para intervenir en asuntos de los países anfitriones”, expresó Granero. Pero fue más allá, hizo un discurso recordando que la esencia de la FIP eran los sindicatos de trabajadores y que no concebía verlos en marcha de las patronales. Esa noche seguimos cantando y bailando en El Conchas Negras, y ansiosamente esperaba la mañana del sábado para ver quiénes iban a la marcha, pues aunque Gustavo dejó sentada la posición oficial, temía que Luisa y Juan de la Cruz hicieran la fuerza para hacer ir a algunos por cuenta propia. Pero además, tampoco se había pronunciado el presidente de la FEPALC, Celso de Brasil, acerca del tema en forma oficial. Otra noche sin dormir ni un solo minuto; los llevé a un karaoke detrás del Hilton Princess y seguí hablando del tema, entre canto y canto desafinado de karaoke que hacían los visitantes. Los dejé desayunando y marché a mi casa a darme un baño y a orar, nunca me da pena decir que ante todo soy un cristiano y pongo en las manos de Dios todos mis propósitos, confiando en que es un Juez Supremo y permite o impide lo que es o no es de su agrado.
Volví al hotel, mi primer alegría fue ver que el salón estaba preparado para instalar el evento, eso me dio alivio, indicaba que no irían a la marcha. Segunda alegría fue encontrar a Juan de la Cruz bien puntual, me acerqué a él y dije que me alegraba verlo ahí y no en la marcha, su respuesta fue todavía más alentadora: “Se cuál es mi lugar en este momento y aquí estoy”. Luisa, Maritza, Norma y Esperanza llegaron mucho tiempo después y se instalaron tardíamente en el evento. Pensé para mis adentros que seguro habían ido a hacer presencia a la marcha y luego se dirigieron al hotel.
“Vamos a suprimir nuestra asistencia a la marcha y en su lugar pondremos en agenda como alternativa meteremos el tema del periodismo ambiental que creo debemos impulsar desde nuestros sindicatos”, dijo Celso el brasileño, para abrir el evento… mis ojos se mojaron y en silencio di gracias a Dios dije en mis adentros. Mi mente viajó a mis recuerdos del amanecer del 19 de julio de 1079, pues las banderas rojinegras y pañoletas rojinegras que llevé al salón Liverpool del Hilton, fueron sacadas por algunos de los visitantes en señal de victoria. En ese momento la nicaragüense Maritza López se me acercó y me protestó por la partidirización del evento y dijo que sacaría la bandera de la Alianza PLI, y le dije que no tenía ningún inconveniente, porque estaba seguro que igual que ocurre en Nicaragua se iba a invisibilizar con tantas rojinegras que estaban alzadas al vuelo. “Es broma”, me dijo, como queriendo guardar distancia de la infame operación bien elaborada por ellos para poner a la FIP contra el gobierno sandinista. ¡Estaban derrotados!
Esa noche, canté más alegre y mejor entonado, pero además, salió a relucir el sentimiento de los nuevos líderes de la FIP, distintos a los de unos años atrás que aprovechaban los encuentros para despotricar contra Chávez, Fidel, Daniel, Evo… bueno, contra todo lo que olía a izquierda. “Ahora estamos construyendo la Patria Grande Latinoamericana”, me dijo en silencio Gustavo Granero, sin lograr ocultar cierta emoción. El brasileño, Celso, rebeló que era fundador y dirigente del Partido de los Trabajadores de Lula; Emely Pineda se declaró militante del FMLN; Luis Curbelo narró que trabaja con Mujica y Gustavo describió sus años de lucha junto al peronismo. ¡Había caldo de cultivo, tierra fértil y no me daba cuenta!
Otra noche sin pegar un ojo y amanecimos en el cuarto de Filemón, -El Cuarto Cuartel le nombré- el compañero panameño que alentó en todo momento mi lucha, acompañados por los compañeras y compañeros de Argentina, Uruguay, Costa Rica, El Salvador, Dominicana, Paraguay –que comenzaba a gritar siempre “aquí botaron a Somoza, pero allá le hicimos pagar sus culpas”. Alguna gente había estado tímida con esta lucha y por eso me acerqué a Domingo de Chile y pregunté si le molestaba mi canto, y vaya que yo estaba equivocado, pues manifestó mucho placer por el mismo y explicó que viajaba con una máquina artificial que le ayuda a vivir y por enfermedad no había estado muy presente en todo lo que aconteció en paralelo y en horas extras durante la visita de la FEPALC en Managua. La única que protestó por el canto revolucionario, y lo hizo con contundencia fue Francisca la dominicana: “Deja eso chico, ya nos tienes cansados, cantá las románticas”. Canté dos horas sin parar las folclóricas nicaragüenses y otras románticas en La Cocina de Doña Haydé, pero luego en mayoría pidieron las revolucionarias. También en el canto, se ganó la batalla.
Concluyo, hermanos periodistas de todas las tendencias aquí en Nicaragua, que mi buena fe ha sido burlada, igual que con el caso de Guillermo Cortés anteriormente; igual que cuando fui en solidaridad con Eduardo Enríquez a la Estación de Policía o igual que cuando dije a algunos periodistas militantes del FSLN, que dejáramos en aras del pluralismo y la democracia, en manos del SNP a las colegas que están al frente de la directiva. Basta la fuerza arrolladora del FSLN en una asamblea del SNP para cambiar la historia en contra de 20 personas de derecha en las que confié para hacer causas gremiales y no políticas desde nuestra organización.
Perdón, pero ahora entiendo muchas cosas por las cuales no se puede andar con inocencia y candidez haciendo concesiones a la derecha en ninguna de las esferas de acción de nuestra sociedad. Ahora doy la razón a la toma del Colegio de Periodistas por parte de los periodistas sandinistas y a la cual en aquél momento me opuse… cuántas cosas hubiesen hecho desde allí para abortar los planes de gobierno del FSLN. Mis posiciones románticas respecto al gremio se acabaron; se burlaron de mi buena fe y reconozco haber sido el creador de un monstruo que casi engulle a nuestro gremio, nuestro país y a mí mismo. Guerra quisieron, guerra tendrán. ¡Patria Libre o Morir!
NUNCA MÁS VUELVO A CREER EN ELLOS, ¡¡PERO NI UN TÁNTICO ASÍ!!
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