- Ensalada, plato principal con queso, mini baguette y postre.
- Croissants en la mañana y la mitad de baguette en la tarde.
- No se fanatizan con el gimnasio ni les obsesiona el cuerpo, pero la línea se mantiene.

Las miradas se dispersan, pero hacia todos lados se nota lo mismo: las bandejas de las parisinas repletas. Ensalada de entrada, plato principal con queso, mini baguette y yogurt -que lo consumen aquí como un postre- y/o fruta. Y así vuelve esa pregunta recurrente: ¿por qué no engordan las parisinas? Se les ve comer de todo -incluidos los croissants de la mañana y la mitad de ese baguette que compran por la tarde camino a sus casas-, no parecen fanatizadas con el gimnasio ni obsesionadas con el cuerpo y, sin embargo, mantienen la línea. ¿No comen de noche? ¿Es algo genético? ¿Qué onda?
Aquí van algunas razones. Una mezcla de las opiniones de los comensales del día, testimonios de algunas parisinas y afirmaciones de la directora de la filial estadounidense de los champagnes Veuve Clicquot, Mireille Guiliano, una francesa radicada en Estados Unidos que escribió el libro “Las francesas no engordan: los secretos de comer por placer”. Fue traducido en 37 idiomas, best seller en el mundo y número uno en la lista del New York Times Bestsellers.
Los horarios
Las parisinas no “pican” entre las comidas. Son estructuradas, y por ello comen en el horario de la comida. La cultura de tres comidas diarias (no ingieren nada a la hora del té) está muy anclada en la cultura francesa. Un “pain au chocolat” o un croissant a la mañana, si, pero luego nada hasta el mediodía. No se tientan: comen cuando tienen que comer. En verano, de hecho, los días son largos y no se hace de noche hasta pasadas las 22h. Ellas pueden comer alrededor de las 20h30, sin importarles que el rayo de sol les pegue en la frente o en el ojo, porque es la hora en la que acostumbran hacerlo.
Invitar a comer
A las parisinas les gusta recibir invitados a comer en sus casas y asocian la cocina a ese momento de placer. Consumen algunos platos más preparados, industriales, pero por lo general cocinan, lo que implica saber qué contiene cada preparación. Van al mercado y eligen los productos.
No dietas radicales
Las parisinas no se embarcan en privaciones radicales cuando quieren bajar esos tres o cuatro kilos de más. Nada de dietas de la sopa o de sólo proteínas. Por eso tampoco nunca pierden el control frente a la comida.
Calidad y cantidad
Comen un poco pero de todo. Las porciones son más reducidas pero hay mayor variedad en el menú. En una comida habrá varios platos más chicos en vez de un sólo plato principal gigante. Esas pequeñas porciones típicas de la comida francesa que muchos extranjeros critican son en realidad una costumbre incluso puertas adentro.
Comer es comer
El momento del almuerzo es eso: un momento. Nada de TV ni teléfono ni trabajo frente a la computadora. Se toman una hora para ir a comer, siempre.
Caminar
En París los transportes públicos se utilizan todo el tiempo y para todo, lo que también implica caminar o tomar una bici cuando el tiempo está más lindo. Nada de ir en auto de puerta en puerta. Poco delivery. Poca costumbre de que el supermercado envíe las compras. La parisina hace de todo: con los tacos del día de trabajo pasa por el super, sale cargada y camina con las bolsas hasta su casa.
Según estadísticas de 2009, casi el 32% de los franceses tiene sobrepeso. A las parisinas no se les nota. Están siempre bastante radiantes.
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